La lluvia se vierte en el cuero oscuro de la noche,
como si en ese acto
el tiempo perdiera su condición de última palabra
Y el agua se hace necesaria
y se enreda furtiva en el cuerpo ajeno
Niego entender el sentido de la palabra amor
como todos,
o casi todos
y soy uno más entre los restos de la oración
como un viento que pasa
o un arreo de olas
Pero la mano pudorosa
no ha de soltar la obscena inmensidad del mar
y es ella,
me he dado cuenta,
la que hace llover en este encierro
lunes, 21 de julio de 2008
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